
Por que no te suicidas???, preguntó el psicoterapeuta. Isaac titubeó, abrió los ojos, que revelaban la dilatación de las pupilas y después de una cara sorprendida, pasó a la indignación y después a reflejar la molestia.
- No, no, no, no, no. Mis hijos que harían?, estarían desprotegidos.
- Pero hace un rato me decías que nada tenía sentido, los problemas de trabajo, tu edad laboral, la imposibilidad de entendimiento con tu esposa. Sí, definitivamente; ¿Por qué no te suicidas?
- Ya le dije, si por mi fuera, pero mis hijos me necesitan.
La consulta transcurrió “casi” normalmente, casi, el doctor había encontrado un hilo suelto en la madeja de la vida del paciente, para empezar a hilvanar el sentido de su vida, de la vida del paciente.
Algunos encuentran el sentido de la vida, a través de los hijos, de los padres, de su profesión, de la religión, del dinero etc. El sentido personal de la vida no importa siempre y cuando alguien encuentre en ese sentido el objetivo, la meta y después el modo.
Siempre he sentido una especie de indiferencia, por no decir aversión acerca de los libros de superación personal y de autoayuda (Carlos Cuauhtémoc Sánchez sigue siendo una porquería), miraba con desprecio aquellos que llevaban consigo libros cómo: Quién se ha llevado mi queso, Volar sobre el pantano, El monje que vendió su Ferrari (yo un amante de los coches y leer que alguien vende un Ferrari, por el amor de Dios!!!!, hum perdón, es un decir), cuando me prestaron un libro de logoterapía y psicoanálisis, me sentí juzgado, por no decir ofendido. Me equivoqué, debo admitir, me lleve una muy grata sorpresa. Viktor Frankl, narra el libro de una forma ágil y entretenida, no pretende ir dando enseñanzas, no presume de forma inmediata de aplicaciones prácticas, no. Narra su reclusión en un campo de concentración y aún y cuando acerca de esos campos se ha escrito bastante, siempre existen pequeños detalles que alguien dejo pasar por alto.
Según Nietzche: Quien dispone de un para qué vivir es capaz de soportar casi cualquier cómo.
Esto es una gran verdad, si no encontramos el para qué, basta con preguntarnos, por que no nos suicidamos y si la resultante a la pregunta, no es más que por temor a la muerte, paradójica e irónicamente, ese sería también un sentido para vivir.....
Los “sentidos” para sobrellevar la vida no son criticables, cuando sea la única tuerca para sobrellevar la maquinaría. Dios, los milagros, la suma de las circunstancias aleatorioas, la comida, el sexo, los hijos, los padres, el amor....cualquier sentido sería válido para rescatar del abismo a una persona, después solucionar esos otros problemas de la interpretación de esos sentidos, quedará en manos de otros libros incluso del mismo analista, pero mientras y más en su principio, este libro respeta, sin querer hacerlo, esa no crítica, al tender una narración. Y eso en lo personal hizo que el libro me gustase más, un libro de superación que no te lleva en primera instancia a reflexionar (y en el subconsciente a arrepentirte, o a considerarte un depravado o paranoico o un perdedor), no mezcla la religión. Simplemente te pone una historia y te deja sacar conclusiones (eso cumple con varios principios de la Psicología, pero por no ser erudito en el tema prefiero no tratar)
Gracias compañera por el préstamo del libro, no es por que me faltase encontrar un sentido, pues aún con miles de defectos, creo tener aún varios, simplemente me hizo revalorarlos y entenderlos de diferente manera, amén de disfrutar de una narrativa simplista de pequeños detalles de la vida en un campo de concentración.