Redescubro que el mundo está lleno de mierda......de envidias, de pequeñas luchas por cotos de poder, de hartazgo, de hipocresía, de traiciones, de poca honestidad no sólo en lo representativo de la falacia económica sino en el principio moral del más elemental comportamiento.

Y vi las danzas eternas y petulantes de algunas compañeras de trabajo, pavoneándose de su estúpido status que ellas mismas no saben ni cuánto, ni de que forma les durará, y observe las medidas de diversión a pan y circo que nos regaló el gobierno que heredó la otrora ciudad de la esperanza y escuché la intentiva de iniciativa del PRD para no permitir la circulación de autos anteriores a modelo 1992, acribillando por la espalda a muchos ciudadanos que votaron por éste partido.

Y trabajé para mi satisfacción personal y tras el elemento de la meta eterna de lograr el objetivo empresarial que será y no es a la vez por que nunca me interesará como método de felicidad, por el objetivo-meta empresarial a corto-largo plazo, que de tanto escuchar me cansa antes de empezar.

Y pasó una semana llamada “santa” en la que el alcohol y el afecto por la vida mundana revolotean a placer y la invitación a la reflexión debió esperar guardada en un mejor lugar, en la que los fanáticos lloraron ante una historia que les cuenta que inventaron y que reinventan de vez en vez.

Y tuve el placer de observar otra historia llevada a la pantalla de forma fantástica que no intenta, por que no pretende, por que no intenta pretender acercarse a la historia real, sino hacernos imaginar y envolver en un cuento fantasioso e irreal acerca de una batalla famosa de la historia antigua en un estrecho ante un imperio médico; estoy hablando de la película 300 que cumplió con creces su esencia principal, entretener.

Y tuve tiempo de extrañar la crítica ante lo escrito y el saludo fugaz y el comentario de “buena leche” y hasta el absurdo ataque que de tan simple y directo se vuelve vulgar. Tuve tiempo también en resumen de extrañarlos también a ustedes mi amigos bloggers.