NAVIDADES

Se acerca la navidad y aunque muchos opinan que Jesús nació en Octubre y que lo que celebramos en Diciembre tiene más que ver con una tradición pagana (recuerden que pagano no necesariamente es demoníaco) de el cierre de un culto a la naturaleza, en el cual ponemos arbolitos navideños con lo que cumplimos otro rito germano a un árbol que sobrevivía al frió y al que se le encargaban por tanto las cosechas de el siguiente año.

Es reconfortante someternos al rito americano del consumo, en la época dónde existe un excedente de “corto financiero”, dónde los que ganan el salario mínimo por primera y única vez en el año conocen ( si es que se fijan) lo que es una retención, es la época en la que los pocos asalariados que realizan ellos mismos o a través de un tercero su declaración por su cuenta, pueden solicitarle a Hacienda, si tienen el valor, una devolución o bien una compensación.

Sin embargo es la época donde realizamos la ecuación de la conciencia y la resultante nos arroja el remanente que a veces nos avergüenza o bien nos hace sonreir, sin embargo tenemos el dejo de la melancolía del recuerdo de los tiempos lejanos, que a la distancia parecen mejores, de los sueños futuros que nos aguardan y nos esperan con insolente soberbia.

Es la época familiar por excelencia y la época de las soledades ocultas por aquellos seres queridos que no podemos estar a su lado, son días de reflexión de inusitada alegría, de sonrisas, de perdones, de recuerdos lejanos, de depresiones y tristezas exacerbadas, son los días, estos días en la que los ayeres engalanan los mañanas y hacen del hoy un tiempo imperceptible.

Si el enredijo de la historia se prostituyó, o bien se mutó; y la navidad no es más que una estrategia de mercado, que importa, creo que necesitamos de estos días en los que pensemos en los tiempos idos y en los que vendrán.