¿Qué es lo que nos hace
considerarnos exitosos en la vida? La respuesta muchas veces va ligada a la
forma en la que hacemos dinero y al éxito profesional, desde este punto, muchos
ya estarán asintiendo con la cabeza; aún y cuando lo inicial no sea una verdad
absoluta. Sin embargo, el rango de posibilidades para llegar a ser un
profesionista es limitado y más limitado aún el ser un profesionista exitoso.
Analicemos lo siguiente: En México se ha
logrado que un gran porcentaje de la población tenga educación básica sin
embargo los números son desalentadores en cuanto se avanza en la escala
educacional.
En números: De cada 100 ciudadanos que
pueden ingresar a primaria, 98 lo hacen y solo 94 siguen asistiendo a su
educación primaria hasta concluirla, el 50% de los que terminaron primaria lo
harán de secundaria… de ahí en adelante cifras más, cifras menos; por cada
grado escolar se irá reduciendo en cifras ya optimistas, al menos en un 50%. De
tal manera que siendo, otra vez, optimista; solo 12 ciudadanos de un grupo de
cien, terminaran una carrera universitaria.
Amén de lo anterior, la tragedia no para;
sigue, persiste y se hace más letal, al ingresar al mercado laboral.
¿Qué sucede? El egresado de carreras donde
la mano de obra profesional es abundante (Derecho, Administración, Contaduría,
Sistemas, etc.), verán sueldos reducidos ocasionados por el exceso de oferta
que regirá el mercado. Los egresados de carreras como Ingenierías Mecánica,
Robótica, Bioquímica, Historia, etc. Se encontrarán con una demanda bien
remunerada pero muy reducida en cuanto a su accesibilidad laboral.
Parece que la respuesta a la problemática
anterior y de acuerdo a las necesidades actuales, es estudiar un Postgrado,
pues bien, solo 2 de los doce ciudadanos que terminaron una Licenciatura,
terminarán un postgrado.
Y es que el tiempo que un estudiante dedica
a la escuela es aproximado de 17-18 años, sin incluir Postgrado, lo que ocasiona
una clara problemática económica para las familias que pueden sostener la
educación del estudiante, provocando que un ciudadano que quizá tiene las
aptitudes intelectuales tenga que abandonar su educación por entrar al mercado
laboral y/o bien, aportar ingresos para su familia, o bien; hacerse cargo de
sus propios gastos.
El simple actuar del individuo en la
sociedad; trabajo-familia, será un factor determinante para que un ciudadano
abandone la escuela, y es que uno de los motivos preponderantes es cuando al
interactuar con otros, desarrollen relaciones que terminen en la formación de
familias.
El poder seguir estudiando hasta niveles de
Postgrado, se convierte así, en un factor clasista y elitista, ya que las
familias que se pueden dar el lujo de sostener a un integrante de esa familia
hasta concluir un post grado es cada vez menor y depende de una estabilidad
económica que es incongruente con la inestabilidad laboral actual.
En el entendido de que hay excepciones a
todas estas reglas, donde de antemano, acepto que existen esas excepciones, en
las que individuos, estudian y trabajan y posteriormente obtienen ascensos en
sus medios de trabajos y se pueden pagar un estudio de postgrado, o bien, el
hecho de obtener una beca, entendamos de que son eso: “excepciones” y que la
generalidad del número abrumador está en que solo 2 de cada cien tendrán un
postgrado.
No dejemos de lado que la oferta educativa
pública en niveles de educación superior es sumamente inferior a la cada vez
mayor demanda que la población requiere. Este motivo es directamente
proporcional a que solo 12 de cada cien terminen una educación superior. Pero,
¿y qué pasa con los otros 88? Sin duda emprendieron una carrera técnica, se
volvieron obreros, comerciantes, etc. Con el objetivo de ganarse el sustento y
formar parte de la economía productiva.
12 de cada cien concluirán una carrera
universitaria en la que no todos lograrán el título universitario y aún con lo
anterior, nada garantiza que un ciudadano que ha concluido hasta este grado
escolar sea exitoso profesionalmente. ¿Por qué?
Debido a que dentro del mercado laboral los
egresados de carreras universitarias se encontraran con una oferta laboral
sumamente complicada. Los egresados se toparan con sistemas Outsourcing donde
no podrán generar antigüedades no podrán disfrutar de los beneficios o
prestaciones de ley del lugar físico donde prestaran sus servicios, o bien, en
el peor de los casos, estarán en regímenes de contratistas o con ingresos por
honorarios.
De aquellos egresados que puedan acceder a
una empresa, no outsourcing, ¿Cuántos no terminaran en una empresa que por
cuestiones de “estrategia fiscal” cambian de razón social, una y otra vez, y
aprovecharán dicho cambio para finiquitar y volver a contratar a sus empleados,
de acuerdo a la misma estrategia fiscal diseñada por aquellos “expertos” que
les propusieron cambiar su razón social?
Ahora bien, ¿Cuántos Egresados, podrán
ingresar a empresas donde obtengan prestaciones de Ley: Día de descanso, 15
días de Aguinaldo, Vacaciones y Prima Vacacional?
Así; el mercado laboral se va reduciendo y
las oportunidades se van limitando cuando de pronto ya por fin colocado en una
empresa debidamente establecida y que cuente con prestaciones superiores a la
ley y aún más, con sueldos competitivos; las oportunidades de crecimiento
dentro de la misma, (fuera de los discursos dogmáticos de empresas que desean
el desarrollo de sus empleados), se van a ver profundamente limitados debido a
las estructuras laborales donde su preferencia de atracción de talento se
centrará en egresados de escuelas privadas, las expectativas de desarrollo se
centraran, precisamente en aquellos que tengan un postgrado; o bien por
aquellos empleados de intercambio en el extranjero que restringirán más el
ascenso en la escala profesional de un empleado.
Aunado a la problemática anterior, las empresas (aún aquellas con el
título “Great Place to Work”) desarrollan tendencias al amiguismo y al
nepotismo, donde se generan pequeñas mafias de poder dentro de las mismas
entidades económicas que terminaran por estrangular el mercado laboral y
volverlo elitista y clasista.
De nueva cuenta, se crea un círculo vicioso entre una clase que se
cierra y una clase que intenta entrar en ese círculo y que quizá una vez
dentro, abandone la apertura a la llegada de otros como él, que intenten
mejorar la situación de clase por la que atraviesan.
El camino laboral se encontrará minado por
una serie de prácticas feroces y despiadadas donde debido a lo cerrado que a
estas alturas determinamos que está compuesto el mercado; los que ostentan
mandos medios se valdrán de toda clase de artimañas y deslealtades para
conservar sus puestos o bien para subir los siguientes escalones del éxito
profesional.
El robo de ideas, el plagio, el arrebato
intelectual, la coloquialmente llamada, “caravana con sombrero ajeno” será
parte de lo que un empleado tendrá en el terreno laboral, bajo la amenaza
constante e implícita donde cada vez habrá más jóvenes que por la mitad de su
sueldo querrán sin duda, ocupar el lugar que tiene un individuo en una
organización empresarial.
La clase media, la media baja y las clases populares se encuentran
entonces ante disyuntivas bastantes alarmantes entre las cuales la salida de
acuerdo a análisis estadísticos no está en la educación. Quizá, entonces, es el
momento donde las clases más populares encuentran la respuesta al
estancamiento; en las actividades ilícitas, generalmente; y en el narco
específicamente. Aún y cuando lo anterior les pueda brindar un bienestar
efímero.
Las clases medias educadas no estarán exentas de sentirse atraídas por
ese apetitoso camino de ascendencia material, accediendo a interactuar con
dichas actividades, convirtiéndose en sus facilitadores logísticos, proveedores
de las clases más altas y recaudadores de las clases inferiores.
En base al análisis anterior, en algo
estamos fallando en el actual modelo educativo y económico y la respuesta no
está en lo mal que se enseña en las escuelas. Sino en la oportunidad que el ideario de vida
de un ciudadano ve al estudiar. En el
desarrollo que percibe un ciudadano promedio que pueda obtener posteriormente
en la forma de ganarse la vida. La poca expectativa de obtener un buen empleo,
la poca expectativa de conservar después ese empleo. El ejemplo social que
otorgan las leyendas de profesionistas que son choferes de taxi por no
encontrar oportunidad en el medio laboral. Lo anterior sin tener la intención
de menospreciar en lo más mínimo a un profesional del volante.
Estamos, como país, o en la forma en que en los integrantes de los
grupos que administran el país, haciendo algo mal. Quizá la respuesta se centre
en que los poderosos, necesitan masas de pobres para seguir ostentándose como
ricos; la manera en la que necesitan de desposeídos para continuar siendo los
privilegiantes de dar y ofrecer empleos.
Estamos ante nuevas estructuras sociales
que siguen privilegiando una profunda desigualdad social. Estamos errados en no
crear nuevas estructuras fiscales de desarrollo para pequeñas y medianas
empresas que logren ocupar la mano de obra emanante de las universidades.
Estamos fallando en la estructura académica para orientar a los estudiantes a
crear nuevas oportunidades de trabajo. Estamos ante la oportunidad de hacer una
revolución ideológica que cimbre las bases empresariales que fortalezcan la
múltiple competencia y no sean factores que potencialicen los monopolios.
Estamos fallando en legislar las estructuras laborales, para aminorar
primero y desaparecer después todas las violaciones a la ley o bien, aunque sea
incongruente; todas las utilizaciones de la ley que las empresas generan y/o
aprovechan.
Estamos fallando en la apertura de matrículas para carreras de alta
proyección de desarrollo a futuro. Estamos errando en seguir creando desde hace
poco más de un siglo los mismos centros de trabajo en relación a las posiciones
geográficas, es decir, la generación de empleos sigue centrada en ciudades como
la Ciudad de México, Guadalajara o Monterrey.
Estamos errando en no crear inversión
pública que desarrollaría las fuentes de empleo que la inversión privada no
ofrezca, tenemos un error en permitir que las estructuras empresariales creen
de un nivel jerárquico a otro, diferencias abismales en la percepción de las
retribuciones a sus empleados. Cito como ejemplo: un analista ganará (bien
retribuido) 10 mil pesos, un líder de proyecto 15 mil pesos, el gerente del
área 40 mil y el director de área 120 mil, como se puede observar no hay
equidad en el nivel de ingresos dentro de una estructura empresarial.
Estamos erróneos en el nivel de deuda que
como ciudadanos generamos, deuda por artículos que se convierte en
satisfactores temporales, como celulares, bolsos, autos, que no satisfacen una
necesidad imperante, sino una necesidad creada a través de la idea del consumo.
Estamos fallando en la orientación
vocacional de la futura fuerza de trabajo, estamos ante la necesidad de
reestructurar los planes educativos, de acortar los tiempos en que un individuo
tiene que acudir a un colegio. Estamos pues ante un gran reto como sociedad
para realizar una revolución cultural, ideológica, académica, económica y administrativa
para evitar una revuelta social catastrófica; ocasionada por las grandes
diferencias y los continuos agravios que como sociedad paulatinamente hemos
sufrido.
Estamos pues, ante una gran oportunidad o
un gran reto.
5 comments:
¿Qué fue de ti, Edgar?
Alex... Pues hoy me acordé de este viejo baúl de recuerdos... muy grato encontrarme tus saludos.
Hay una cuenta mía en tuiter, es de historia (un poco de política y música)
Te dejo un gran abrazo amigo
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