
Lo acepto, fui de los crédulos que pensé que sería la opción menos peor, fui de los que imagino un sexenio por lo menos digno, por lo menos consistente, más congruente, fui de los que imaginó una fuerza de gobierno mejor encaminada.
A más de una año de tomar la presidencia Felipe Calderón, ha decepcionado a los votantes indecisos, ha decepcionado también a los que votaron por él, pero más por la oposición a la otra ideología, y ha reforzado con creces la teoría de la fuerza opositora, haciendo pensar que el verdadero peligro para México era él.
Argumenté, como muchos otros que su entrada al poder, tan tropezada, tan observada, tan señalada, tan cuestionada, lo harían un presidente cauteloso, la forma en la que tomo el poder aquél día de Diciembre en la cámara me hacían pensar que era demostración de firmeza, no imaginé que de forma tan rápida esa firmeza se convirtiera en una regresión a los agotados métodos del priismo, como el besamanos del día del presidente con su nueva estructura y la necesidad inherente de Calderón de reunir a sus amigos o sus huestes y hacer el ritual del Tlatoani.
Así también el cerco mediático que se ha impuesto con el único fin de crear verdades absolutos acallando a los demás sectores, pues al no crear el eco de otras voces, la repetición unilateral de las frases, crea una especie de hipnopedía.
Imaginé, que un presidente acotado, sería más cauteloso, imaginé que un presidente con la sombra de un gobierno paralelo, trataría mejor cada una de las circunstancias, pero el gobierno paralelo se perdió en la falacia y en la farsa y lo que es peor, el gobierno “real” (por no decir legítimo) se tiro en la hamaca del valemadrismo, y peor aún en el cinismo.
Poner unos medios de comunicación “a modo” a solo año y medio de un proceso electoral tan cerrado, es un descaro, es una forma de mostrar un claro desentendimiento por una tercera parte de un país, es la traición a aquellos que votaron por él, en contra del “otro”, pero que buscaban una apertura, que creían que el foxismo era efectivamente mediano, por ser el período de transición, y que quizá la estabilización se daría con la continuidad de procesos….vaga publicidad mediática, vagos sueños de progreso, ya que lo moderado resulto regresivo y hasta el momento retrograda.
La reforma fiscal absurda y ofensiva para las pequeñas empresas, para los profesionistas de bajos ingresos y para los trabajadores en general que reciben variadas prestaciones no es más sino el eco del tipo de concesión que se dá a los grandes empresarios, ya que ellos no se verán afectados. Pues las concesiones otorgadas, los partes pactadas superan al poder, y quizá los grandes empresarios sean los que controlan los hilos de la marioneta más grande del país. Y es aquí, donde el presidente se nota acorde a su físico ante las partes medulares del país y del poder, del poder y de la economía, del poder y del pueblo, de tener el poder y rendirte ante otro más supremo (como el narco); de acabar siendo un presidente chaparro
A más de una año de tomar la presidencia Felipe Calderón, ha decepcionado a los votantes indecisos, ha decepcionado también a los que votaron por él, pero más por la oposición a la otra ideología, y ha reforzado con creces la teoría de la fuerza opositora, haciendo pensar que el verdadero peligro para México era él.
Argumenté, como muchos otros que su entrada al poder, tan tropezada, tan observada, tan señalada, tan cuestionada, lo harían un presidente cauteloso, la forma en la que tomo el poder aquél día de Diciembre en la cámara me hacían pensar que era demostración de firmeza, no imaginé que de forma tan rápida esa firmeza se convirtiera en una regresión a los agotados métodos del priismo, como el besamanos del día del presidente con su nueva estructura y la necesidad inherente de Calderón de reunir a sus amigos o sus huestes y hacer el ritual del Tlatoani.
Así también el cerco mediático que se ha impuesto con el único fin de crear verdades absolutos acallando a los demás sectores, pues al no crear el eco de otras voces, la repetición unilateral de las frases, crea una especie de hipnopedía.
Imaginé, que un presidente acotado, sería más cauteloso, imaginé que un presidente con la sombra de un gobierno paralelo, trataría mejor cada una de las circunstancias, pero el gobierno paralelo se perdió en la falacia y en la farsa y lo que es peor, el gobierno “real” (por no decir legítimo) se tiro en la hamaca del valemadrismo, y peor aún en el cinismo.
Poner unos medios de comunicación “a modo” a solo año y medio de un proceso electoral tan cerrado, es un descaro, es una forma de mostrar un claro desentendimiento por una tercera parte de un país, es la traición a aquellos que votaron por él, en contra del “otro”, pero que buscaban una apertura, que creían que el foxismo era efectivamente mediano, por ser el período de transición, y que quizá la estabilización se daría con la continuidad de procesos….vaga publicidad mediática, vagos sueños de progreso, ya que lo moderado resulto regresivo y hasta el momento retrograda.
La reforma fiscal absurda y ofensiva para las pequeñas empresas, para los profesionistas de bajos ingresos y para los trabajadores en general que reciben variadas prestaciones no es más sino el eco del tipo de concesión que se dá a los grandes empresarios, ya que ellos no se verán afectados. Pues las concesiones otorgadas, los partes pactadas superan al poder, y quizá los grandes empresarios sean los que controlan los hilos de la marioneta más grande del país. Y es aquí, donde el presidente se nota acorde a su físico ante las partes medulares del país y del poder, del poder y de la economía, del poder y del pueblo, de tener el poder y rendirte ante otro más supremo (como el narco); de acabar siendo un presidente chaparro