
En Holanda se otorga una plática antes de practicar un aborto, se hace un análisis, no solo físico, sino psicológico de la paciente, se estudian sus posibles reacciones, de nueva cuenta, no sólo físicas sino psicológicas y, en su caso, se procede a abortar.
Pero.....no estamos en Holanda.
Despenalizar el aborto en México ha reavivado en cierto sentido la especie de ruptura social, que se arrastra desde las pasadas elecciones. Y más que establecer juicios reales y sinceros, brotan los prejuicios personales de cada una de las partes: a favor y en contra.
Los unos alegan incluso un mandamiento divino: el no matarás. Cabría recordarles entonces también, que otros mandamientos son: No mentirás y no fornicarás y entonces sí, como dijo el Nazareno: el que esté libre de Pecado....Bastaría decirles también que todo niño “debería” tener derecho a una vida digna.
Los otros alegan el Derecho a una libre decisión. Habría que intentar crearles una conciencia tan abierta como su mente e indicarles a manera de sugerencia que la decisión se debe tomar desde el principio.
Pero quienes somos cada uno de nosotros para indicar que está bien o que esta mal en la vida de otro sujeto. Políticamente los unos alegan llevar la situación al plebiscito o al referéndum y aquellos; los “otros” que lo utilizaron para saber si “el pueblo” estaba satisfecho o no con su César, ahora señalan que ellos son representantes ciudadanos dignos y lógicos como para representar, entonces sí, al pueblo, al ser elegidos por ellos.
Información, mucha información y una serie de determinaciones y criterios bastarán (e incluso no) para despenalizar el aborto. ¿Cuántas veces podrá aplicárselo una persona?. ¿Desde que edad?, ¿Por qué motivo?, ¿Su cuerpo resistirá?, ¿A las cuantas semanas de gestación?, ¿En que Hospitales?, ¿Qué tipo de análisis se deberá procurar?.
Pero.....no estamos en Holanda.
Despenalizar el aborto en México ha reavivado en cierto sentido la especie de ruptura social, que se arrastra desde las pasadas elecciones. Y más que establecer juicios reales y sinceros, brotan los prejuicios personales de cada una de las partes: a favor y en contra.
Los unos alegan incluso un mandamiento divino: el no matarás. Cabría recordarles entonces también, que otros mandamientos son: No mentirás y no fornicarás y entonces sí, como dijo el Nazareno: el que esté libre de Pecado....Bastaría decirles también que todo niño “debería” tener derecho a una vida digna.
Los otros alegan el Derecho a una libre decisión. Habría que intentar crearles una conciencia tan abierta como su mente e indicarles a manera de sugerencia que la decisión se debe tomar desde el principio.
Pero quienes somos cada uno de nosotros para indicar que está bien o que esta mal en la vida de otro sujeto. Políticamente los unos alegan llevar la situación al plebiscito o al referéndum y aquellos; los “otros” que lo utilizaron para saber si “el pueblo” estaba satisfecho o no con su César, ahora señalan que ellos son representantes ciudadanos dignos y lógicos como para representar, entonces sí, al pueblo, al ser elegidos por ellos.
Información, mucha información y una serie de determinaciones y criterios bastarán (e incluso no) para despenalizar el aborto. ¿Cuántas veces podrá aplicárselo una persona?. ¿Desde que edad?, ¿Por qué motivo?, ¿Su cuerpo resistirá?, ¿A las cuantas semanas de gestación?, ¿En que Hospitales?, ¿Qué tipo de análisis se deberá procurar?.
Estas y muchas preguntas nos tendríamos que hacer para emitir un juicio más...real. Antes de autocondenarnos a las lumbreras del Averno a algo que no sabemos en que momento podríamos decidir directa o indirectamente. Y entonces sí entender el tamaño y complejidad de la decisión.