Giro mis pies y me encuentro neblina, entrecierro los ojos y me descubro disfrutándola intensamente, siento como recorre ese ejército de pequeñas gotitas mi cara y la acaricia, la envuelve, la revuelve, la embruja y la hechiza. Tengo ya cerrados los ojos y extiendo las manos y me quito los guantes y me aletargo en el momento, me dejo llevar y mis sentidos se alertan…
El cantar del viento y el misterioso silbido me hipnotiza, esa música única de la soledad que me lleva, que me atrapa y en la que me dejo llevar, me hace no pensar y solo concentrarme en lo invisible.
Y el aire continua abrazando las hojas y se reproducen efectos sonoros que mis oídos detectan y que más aún los gozan. Empiezo a flotar en esa atmósfera etérea y me siento pletórico de plenitud, de paz, de tranquilidad.
Sí, la bruma me dá calma, sí; la bruma me hace fantasear. Sí, la bruma me hace bruma en la inmensidad temporal de esto que llaman vida, sí, soy bruma que se pierde en el aire y que juguetea con las copas de los árboles, que moja el piso y sube al cielo, por que bruma deseo ser y soñar con que esa bruma será una neblina que algún día por un instante imperceptible de tiempo hará feliz a un tipo como yo.
El cantar del viento y el misterioso silbido me hipnotiza, esa música única de la soledad que me lleva, que me atrapa y en la que me dejo llevar, me hace no pensar y solo concentrarme en lo invisible.
Y el aire continua abrazando las hojas y se reproducen efectos sonoros que mis oídos detectan y que más aún los gozan. Empiezo a flotar en esa atmósfera etérea y me siento pletórico de plenitud, de paz, de tranquilidad.
Sí, la bruma me dá calma, sí; la bruma me hace fantasear. Sí, la bruma me hace bruma en la inmensidad temporal de esto que llaman vida, sí, soy bruma que se pierde en el aire y que juguetea con las copas de los árboles, que moja el piso y sube al cielo, por que bruma deseo ser y soñar con que esa bruma será una neblina que algún día por un instante imperceptible de tiempo hará feliz a un tipo como yo.